domingo, 8 de mayo de 2016

Lunes 9 de mayo

Hoy celebramos el Día de Europa. 

Este año hemos querido  unir esa celebración a la denuncia por la crisis de los refugiados.
Nos parece bueno recordar, o hacer caer en las cuenta, de los principios que inspiraron el nacimiento de la Unión Europea:

“La Unión Europea nace de la voluntad de los ciudadanos para superar las divisiones entre sus estados y poder forjar un destino común. Está fundada sobre los valores de respeto a la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho y respeto a los derechos humanos.
Los Estados miembros se caracterizan por el pluralismo, la no discriminación, la tolerancia, la justicia, la solidaridad y la igualdad entre mujeres y hombres. El respeto de esos valores es condición previa para la adhesión de un nuevo Estado a la Unión y la violación de esos valores puede dar lugar a la suspensión de determinados derechos. Los objetivos principales de la Unión serán promover la paz, sus valores y el bienestar de sus pueblos. 


Oración: 

Me quedo.

Me quedo con tu mirada.

Con tu mirada y con tus ojos negros.


Me quedo con tu desgarro y con tu impotencia y con tu miedo y con tu frío y con tu rabia y


 con tu agotamiento.

Me quedo con todo eso grabado,mientras sujetas fuerte a tu hijo... no vaya a ser que se te escurra

 ahora entre los brazos... justo ahora, que ya estáis los dos, a salvo y en tierra.

Me quedo con la orilla de una playa turca y de otra griega y de otra canaria.

Me quedo con tu piel más blanca o más morena porque vienes de otro lado .


Me quedo con tus pies extranjeros, si apenas levanto mis ojos del suelo... cada vez que paso por


  delante de tu  extranjera mirada, apostada,  cada día, en la misma acera.

Me quedo con un galileo charlando en un pozo con una samaritana.

Me quedo con con una vía de tren demasiado larga e imperdonablemente llena de pasos.

Me quedo con una bebida caliente, unas galletas 


y una manta en una estación.


Me quedo con las estaciones a las que llegan trenes .



Me quedo con tu mirada forastera bajando del tren.
Y con la tuya en esas vías donde, en vez de trenes, caminas peregrino y forastero igual de agotado y triste que de confundido y esperanzado.

Me quedo escondido en la mañana en algún monte Gurugú y me quedo esperando la noche para correr monte abajo, aterrado.

Me quedo con el frío, la lluvia y el barro calando tu piel y tus zapatos, sumando ya demasiadas mojaduras,  mientras oigo llover afuera.

Me quedo con tu espalda mojada y rota y roto tu bebé en ella porque no puede más.

Me quedo con el pescador turco que se lanzó al mar a por ti y con el voluntario que te abrazó con una manta al llegar al puerto.

Me quedo escribiéndote  desde donde estoy.
Me quedo con el "id por todo el mundo..." y con "el mundo es nuestra casa"...y " con el venid a Mí los que estéis cansados"...

Me quedo con la mirada del país que te acogió y en el que temeroso cerró sus puertas.

Me quedo con el soldado que te golpeó para que no te colaras dentro... y con el otro que abrió paso para que pudieras llegar.


Me quedo con mi Dios, que entonces, es un Dios forastero.

Me quedo. 
Me quedo sin excusas, la verdad.


Las  palabras  del Papa Francisco sobre la acogida a refugiados e inmigrantes nos sirven hoy de luz y denuncia:
                 


      Pidamos que al estilo de Claudina, nos dejemos conmover con las miserias de nuestro tiempo y seamos puente entre las personas, acogida para quien lo necesita.




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