LUNES 23
La oración del alfabeto
Un pobre campesino que regresaba del mercado a altas horas de la noche descubrió de pronto que no llevaba consigo su libro de oraciones.
Se hallaba en medio del bosque y se le había salido una rueda de su carreta, y el pobre hombre estaba muy afligido pensando que aquel día no iba a poder recitar sus oraciones.
Entonces se le ocurrió orar del siguiente modo: " He cometido una verdadera estupidez, Señor: he salido de casa esta mañana sin mi libro de oraciones, y tengo tan poca memoria que no soy capaz de recitar sin él una sola oración. De manera que voy a hacer una cosa: voy a recitar cinco veces el alfabeto muy despacio, y tú, que conoces todas las oraciones, puedes juntar las letras y formar esas oraciones que yo soy incapaz de recordar".
Y el Señor dijo a sus ángeles: " De todas las oraciones que he escuchado hoy, esta ha sido la mejor, porque ha brotado de un corazón sencillo y sincero". Anthony de Mello
MARTES 24
¿DÓNDE GUARDAS TUS TESOROS?
“No os hagáis tesoros en
la tierra, donde la polilla y la carcoma echan a perder las cosas, y donde
ladrones socavan y roban; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla
ni la carcoma echa a perder, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde
esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”. Mt 6, 19-21
• Si abrieras tu corazón ¿con qué te
encontrarías?
• ¿Qué has acumulado en tu vida?
• ¿Crees que debes dejar cosas en tu
vida que no tienen valor?
PADRE
NUESTRO...
MIÉRCOLES
25
Unos
ojos para mirar
¿Por qué nos fijamos
tanto en los ojos de las personas? Cuando alguien te dice: “Qué ojos más
bonitos tienes”, te sientes feliz. Se
suele decir que “Los ojos son el espejo del alma”, y nada hay tan hermoso como
los ojos de un niño pequeño porque en ellos se transparentan claridad e
inocencia. Agradece hoy a Dios que te haya dado unos ojos. Dale gracias porque
puedes ver la luz del sol cada amanecer y porque puedes contemplar los ojos de
los demás. Pídele unos ojos limpios para que puedas ver todo lo bello que hay a
tu alrededor.
Palabra de Dios (Lc 18, 35-43)
Cuando se acercaba a
Jericó, había un ciego sentado al lado del camino pidiendo limosna. Al oír
pasar a la gente, preguntó qué era aquello. Y le dijeron: Es que pasa Jesús de
Nazaret. Entonces gritó: ¡Hijo de David, ten compasión de mí! Jesús se detuvo
y mandó que se lo trajeran. Cuando se acercó, le preguntó: ¿Qué quieres que te
haga? Y él le contestó: Señor, que vea. Jesús le dijo: ¡Ve! Tu fe te ha
salvado. Y al instante recobró la vista y lo siguió dando gracias a Dios. Todo
el pueblo, al ver esto, alababa a Dios.
Salmo
Muchas
veces siento que soy como el ciego del camino: tengo los ojos cerrados a la luz
y siento duras escamas que me impiden ver lo bello que hay a mi alrededor.
Señor, ábreme
los ojos a tu vida.
Enséñame a descubrir y a mirar
las cosas bellas que has puesto en mi vida.
Enséñame a ver lo bueno y bello
que has puesto en las personas que viven a mi lado.
Queremos ver el mundo con ojos limpios. Queremos abrir nuestros ojos a la luz de tu evangelio. Queremos mirar la vida de frente y con sentido.
Enséñame a descubrir y a mirar
las cosas bellas que has puesto en mi vida.
Enséñame a ver lo bueno y bello
que has puesto en las personas que viven a mi lado.
Queremos ver el mundo con ojos limpios. Queremos abrir nuestros ojos a la luz de tu evangelio. Queremos mirar la vida de frente y con sentido.
JUEVES 26
“Me estrecha la mano
cordialmente y sonríe. Sonríe y ríe con espontaneidad, como un niño. Una
sonrisa serena, amplia, liberadora. Experimento que la suya es una alegría
contagiosa y sutil, una alegría que le sale de dentro, del alma, una alegría
afable, apacible, que te hace olvidar las congojas que llevas entre pecho y
espalda. Su alegría me hace sentir bien y ya nada me pesa…” Así describe un
periodista el encuentro con un amigo a quien iba a pedir consejo.
Hay quien dice que en
nuestro mundo no hay alegría. Si no la hubiera, ya habría estallado o se habría
resecado. Hay alegría y personas que
saben comunicarla. Simplemente tenemos que poner en práctica un pequeño gesto
que siempre es agradable cuando lo vemos en los demás: una sonrisa.
Una sonrisa no cuesta nada
pero vale mucho. Enriquece a quién la recibe sin empobrecer a quién la da. Dura
sólo un instante, pero el recuerdo de esa sonrisa dura para siempre. Nadie es
tan rico que puede vivir sin ella, ni tan pobre que no la merezca. Es la señal
externa de la amistad profunda.
Una sonrisa alivia el cansancio. Da fuerzas al alma, y
es consuelo en la tristeza. Una sonrisa puede ser un tesoro desde el momento
que se da. Si crees que a ti la sonrisa no te aporta nada, sé generoso y da una
de las tuyas, porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa como quién no
sabe recibir. PADRE NUESTRO...
VIERNES 27
ALEGRÍA EN MEDIO DE TRISTEZA
Para
terminar la semana me gustaría que conocieras a uno de los grandes artistas de
la historia de la humanidad: Mozart. Aparte de ser uno de los grandes
compositores de música fue una persona sencilla, que vivía en la pobreza pero creaba música para alegrar
la vida de los demás. Apenas si tenía seis años y ya iba de la mano de su padre
recorriendo ciudades y dando conciertos al clavecín de piano. Mozart era “el
niño prodigio de la música”.
A los diez años dejó asombrados a
los holandeses, dando un insuperable concierto con el órgano más grande y
complicado del mundo. A los catorce años fue llevado por su padre al Vaticano
para que escuchase cantar un largo Miserere cuyas partituras
guardaban con gran secreto, y estaba
penado con excomunión hacer copias
de las mismas. Al joven Mozart le bastó escuchar una sola vez la larga obra
para escribir luego la partitura con sólo tres errores.
De mayor trabajó toda su vida como
compositor y músico de la corte. Pero su vida fue un continuo sucederse de
miserias e infortunios. Vivió siempre entre estrecheces, pasando hambre y frío
junto a su esposa Constanza, una muchacha joven de salud delicada. Tuvieron
siete hijos de los que sólo sobrevivieron dos.
Sin embargo en su música nunca deja
que aparezca la pena o la tristeza. En medio de tantas desgracias fue capaz de
escribir melodías alegres y llenas de vida. El día de su entierro descargó una
terrible tormenta. Tan sólo dos amigos suyos acompañaron el féretro, que fue
enterrado en la fosa común destinada a los pobres.
Pero Mozart triunfó sobre las
envidias, la enfermedad, las deudas y la misma muerte. En vez de dejarse vencer
por la tristeza, fue capaz de componer las más bellas y alegres composiciones
musicales que han perdurado hasta nuestros
días.
REFLEXIÓN
En medio del
trabajo del día a día, la alegría y el
optimismo que manifestemos nos ayudarán a vivir mejor.
PADRE
NUESTRO...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡ Gracias por compartir con nosotros !