PRIMERA SEMANA DE CUARESMA :
Levántate.
Punto de partida:
En esta primera semana de Cuaresma nos proponemos ir siendo
conscientes de aquellos aspectos de nuestra vida en los que hemos “
caído” y nos hemos dejado llevar por la comodidad, el miedo, el quedar bien….
Tan sólo se trata de ir repasando un poquito nuestra vida y
ver que “ hilos” nos mueven por dentro…
con el deseo de que Dios poco a poco nos mueva hacia El.
“Hay quien nunca frena. Quien vive deprisa. Quien viaja sin
cesar de un lado a otro, de una experiencia a otra, de un momento a otro. La
velocidad es signo de nuestros tiempos. Y la desmemoria. Olvidamos, quizás,
rápido, porque vivimos rápido.
Por eso, en algunos momentos, hace falta frenar. Detenerse,
plantar los pies en tierra firme, mirar alrededor, y también mirar hacia
dentro. Preguntarse por lo que, tal vez, es inercia e inmediatez; por las
personas que forman parte de nuestro horizonte diario; por las metas que guían
la propia vida. Y, con todo eso, pensar en si merece la pena, o si puede ser
mejor.
Desde la fe, el tiempo de cuaresma nos ofrece esa
posibilidad. Es la ocasión de detenernos; de buscar un poco de desierto en
medio de lo cotidiano; de plantar los pies en la tierra firme del evangelio y
mirar alrededor. En ese espacio más desnudo podemos salir de inercias. Podemos
dejar de lado seguridades y comodidades para transitar por un paraje nuevo. Hay
muchos modos de hacerlo. Tiene un punto de seriedad, de cuidado interior. Te
abstienes de lo habitual para abrirte a lo inesperado (y a eso lo llamamos
ayuno).
San Lucas 4, 1-13
En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del
Jordán, y durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto,
mientras era tentado por el diablo. Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al
final sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, dile a
esta piedra que se convierta en pan. Jesús le contestó: Está escrito: “No sólo
de pan vive el hombre”. Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en
un instante todos los reinos del mundo, y le dijo: Te daré el poder y la gloria
de todo eso, porque a mí me lo han dado y yo lo doy a quien quiero. Si tú te
arrodillas delante de mí, todo será tuyo. Jesús le contestó: Está escrito: “Al
Señor tu Dios adorarás y a él sólo darás culto”. Entonces lo llevó a Jerusalén
y lo puso en el alero del templo y le dijo: Si eres Hijo de Dios, tírate de
aquí abajo, porque está escrito: “Encargará a los ángeles que cuiden de ti” y
también “Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las
piedras”. Jesús le contestó: Está mandado: “No tentarás al Señor tu Dios”.
Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.
Palabra
de Dios.
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