lunes, 11 de enero de 2016

Oraciones de la mañana semana del 11 al 15 de enero

Lunes 


 “HUELLAS DEL CORAZÓN”

Lo que sea que toquen tus manos
¡Dejan sus huellas digitales!
En las paredes, en los muebles,…
Donde tocamos,  dejamos nuestra identidad.
Por favor, allí donde vaya hoy  ayúdame a dejar mis huellas, las del corazón.
Huellas de compasión,  de entendimiento y de amor.
Huellas de bondad  y verdadera preocupación… Que así sea.
Padre nuestro…

 Martes:

”HOY…”


 Cada mañana, mientras camino hacia el colegio, veo un gran letrero al  borde de la carretera. Los mensajes cambian frecuentemente; algunos son  bastante sencillos; otros, categóricamente extraños. Hace poco, un aviso  decía: “Hoy podría ser el día”.
 Sí, “hoy puede ser el día…” que escojas para alabar a Dios por atender  fielmente tus necesidades. Hoy puede ser el día en que ayudes a alguien  necesitado o que le sonrías a una persona y le ofrezcas una palabra  bondadosa. Hoy puede ser el día que perdones a alguien que ni siquiera te lo haya  pedido, o que generosamente le ofrezcas un regalo a alguien en forma anónima. Hoy  podría ser el día…



Dios te salve María…

Miércoles:


 “NO ES FÁCIL...”
... pedir disculpas,
... comenzar de nuevo,
... reconocer un error,
... recibir consejos,
... ser considerado,
... soportar el éxito,
... seguir probando,
... abandonar los malos hábitos,
... perdonar y olvidar,
... salir de la rutina,
... sacar provecho de lo poco,
... mantener una norma elevada,
... descubrir el lado bueno de las cosas,
... aceptar una represión merecida,
... amar, aún a tus enemigos,
... tomar tu cruz cada día y seguir a Jesús...
pero vale la pena.
Padre nuestro…





Jueves:
“EL MONO Y LA MONA”
 Sentados en la rama de un árbol, el mono y la mona contemplaban la puesta de sol. En  cierto momento, ella preguntó:
- ¿Qué hace que el cielo cambie de color a la hora en que el sol llega al horizonte?
- Si quisiéramos explicar todo, dejaríamos de vivir, respondió el mono. Quédate quieta,  vamos a dejar que nuestro corazón disfrute con este romántico atardecer. La mona se  enfureció:
- Eres primitivo y supersticioso. Ya no le prestas atención a la lógica, y sólo te interesa  aprovechar la vida.
 En ese momento, pasaba un ciempiés.
- ¡Ciempiés!, gritó el mono. ¿Cómo haces para mover tantas patas en  perfecta armonía?
- ¡Jamás lo pensé!, fue la respuesta.
- ¡Pues piénsalo! ¡A mi mujer le gustaría tener una explicación!
 El ciempiés miró sus patas y comenzó:
- Bueno... flexiono este músculo...no, no es así, yo debo mover mi cuerpo por aquí...
 Durante media hora trató de explicar cómo movía sus patas, y a medida que lo  intentaba, se iba confundiendo cada vez más. Cuando quiso continuar su camino, ya no pudo seguir caminando.
- ¿Ves lo que hiciste?, gritó desesperado. ¡Con el ansia de descubrir cómo funciono, perdí  los movimientos!
- ¿Te das cuenta de lo que ocurre con aquellos que desean explicar todo?, dijo el mono,  volviéndose una vez más para presenciar la puesta de sol en silencio.
  Padre nuestro…

Viernes:

“LA GRAN ‘E’ ”
 ¡Cuán estrecho puede ser el ser humano en su forma de pensar! La  respuesta… bueno, depende. Un estudio reciente parece indicar que las  personas llegan a estar más orientadas en sí mismas cuando tienen más  poder o creen estar en una posición de poder. Se utilizó una técnica sencilla  para ayudar a establecer algunos de los datos de fondo de por qué ocurre  esto.
 Se le pidió a cada participante que se dibujara la letra ‘E’ en la frente. Los resultados  fueron asombrosos.
 La letra fue escrita de dos formas diferentes por los participantes del experimento.
Unos la dibujaron de tal forma que todos los demás pudieran leerla. El resto lo hizo de tal  forma que los demás pudieran leerla sólo en sus mentes, debido a que la letra estaba  escrita al revés.
 Tan raro como puede sonar, la mayoría de aquellos que estaban en situaciones de  poder (o creían estarlo), escribieron en sus frentes la letra ‘E’ al revés. En otras palabras,  dibujaron la letra ‘E’ de manera que sólo ellos pudieran verla correctamente.

REFLEXIÓN: Cuando vivimos en el Espíritu de Dios reconocemos que nuestro modo de ver  las cosas no es siempre el único, ni el mejor, y ese reconocimiento puede abrir las puertas  de las oportunidades para compartir el amor de Dios con los demás simplemente  escuchando lo que tienen que decir.

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